Un sábado
cualquiera mi esposo y yo nos fuimos a bailar con otras tres parejas.
Ya
dentro del bar, los ocho nos encontrábamos muy a gusto, bailábamos y tomábamos
sin faltar las bromas picantes, de pronto los hombres se dirigieron al otro
lado del bar para ver los deportes, quedándonos las tres mujeres solas, se
acercaron varios hombres a sacarnos a bailar al principio las tres nos negamos,
pero al fin nos animamos y bailamos con ellos, yo bailaba con uno de ellos el
cual se puso muy atrevido, desde un principio me pegaba a su cuerpo para estar
segura que yo sintiera su palo en mi cuerpo, al principio su forma atrevida me
molesto y para la segunda vez yo ya me acostumbraba y lo sentía normal, en una
de esas me dice.
-tienes
un culo precioso, me gustaría cogérmelo. -Que dices atrevido? -Que me gustaría
cogerte, Te molesta eso? -si, quien crees que soy? -Una mujer, el cual su
marido está más interesado en los deportes que en su mujercita. -qué poca madre
de cabrón, te equivocaste conmigo. -Estas segura? mira como me pones la verga
bien dura nomas de estar abrazándote y bailando contigo. Y me pego a su cuerpo,
y pude sentir su palo bien duro. -Dime que te gustaría tenerlo en medio de tus
nalgas, a poco no te llama la atención? la quieres tener dentro de ti?
Quieres
sentirla?. Me susurraba al oído y además me besaba, eso me comenzó a excitar,
yo volteaba para buscar a mi marido y no lo veía voltee a ver a las demás
mujeres y ellas estaban entretenidas con sus parejas bailando y me anime a
seguirle el juego. -dime más, que te gustaría hacerme?. –
Te
besaría los pechos, o simplemente cogerte y ya, lo que tu prefieras. -Y cuando
te gustaría hacérmelo, vengo con mi marido. -Él está ocupado viendo el juego,
podemos ir al estacionamiento y en mi carro lo hacemos. -Hummm eso me gusta. –
Te
espero afuera. Él se retiró y yo me fui a sentar con las demás que me
esperaban, en un rato me disculpe diciéndoles que saldría a fumarme un cigarro
y que volvería enseguida, al salir del bar él estaba esperándome, me tomo de la
mano y me llevo a su carro, cuando caminábamos, tenía una mano en mis hombros y
me acariciaba un pecho y de vez en cuando me tocaba las nalgas, llegamos al
carro volteamos para ver si no había alguien y vimos que estábamos solos, me
sentó en la cajuela del carro y me comenzó a tocar, me besaba mi cara y con sus
manos me tocaba las piernas ya que las tenía abiertas, me saco los pechos por
encima del vestido y me los mamaba, el peligro de ser vistos aumentaba mi
excitación, de un tirón me arranco las pantaletas rompiéndolas, los tiro al
piso, me acerque a su verga se la tome y la puse en la entrada de mi raja, me
resbale para que entrara rápido, tenía miedo que nos fueran a agarrar ahí y
así, al sentir su verga entrar, no pude y me movía con ganas él me comenzó a
coger con ganas, yo lo tenía abrasado y el tenía su boca en mis pechos,
me mordía mis pezones, después de un rato así, me bajo del carro, me agache en
la cajuela y levantando las nalgas, le permití que así me la metiera, después
de metérmela por unas cuantas veces me la saco, yo tenía miedo que me los fuera
echar en la raja, no estaba tomando pastillas,
Yo
le decía, -No me los vayas a dar dentro. Pero el tenía otra idea, me la saco y
cuando yo creía que me la iba a meter de golpe de nuevo sentí de como todo se
me nublaba de dolor, él muy cabrón me la metió dentro del culo, yo sentía
desmayarme del dolor, pero no paro, seguía cogiéndome el culo, al poco rato ya
no era dolor sino puro placer y yo misma movía las nalgas, hasta que los dos
dando gemidos nos vinimos casi al mismo tiempo, me la saco del culo, se limpió
y se fue dejándome ahí parada y aun con las piernas abiertas.
Me
baje el vestido y me regrese al bar, al llegar con mis amigas, los hombres aun
seguían viendo el juego, me senté con ellas me miraron como con burla, yo les
sonreí pero no dijo nada, hasta que una dijo. -Que te gusto? ya sabemos a dónde
fuiste. –No, no me gusto me encanto. Tiene una vergota pero que verga.
Al
mucho rato llegaron los maridos nos levantamos y nos fuimos, al llegar a casa,
mi marido se juntó a mí y me comencé a tocar y yo pensando en mi desconocido
amante me deje llevar.
Nunca
supe su nombre, no lo volví a ver más. Pero desde entonces me he vuelto infiel
y de más está decir que me divierto.
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