Faltaba casi un mes para que nos
casáramos Beto y yo, mi prometido tenía 21 años y yo apenas acababa de cumplir
los 18 años, nuestros padres no estaban muy conformes con que nos casáramos
pero como todo joven que no escucha consejos, lo íbamos a hacer dentro de un
mes.
Por insistencia de su madre fuimos a entregarle la
invitación de nuestra boda al tío Roque, hermano de la mamá de mi prometido, un
tipo de unos cincuenta y tantos años, viudo y de aspecto atractivo a pesar de su
edad, estando en su casa noté como su mirada estaba dirigida hacia mis piernas
ya que llevaba puesta una falda que sin ser corta, dejaba admirar mis blancos y
torneados muslos y también veía con insistencia mi escotada blusa que dejaba
ver el nacimiento de mis pechos, cuando mi novio fue al baño y quedé sola con
el señor, él intencionalmente tiró al suelo la cuchara con la que meneaba su
café y cuando estaba agachado recogiéndola volteó descaradamente hacia mis
piernas tratando de ver en medio de ellas, yo las cerré inmediatamente pegando
mis rodillas a fin de que él no viera nada, cuando se levantó me miro con una
sonrisa en su cara y prosiguió su plática como si nada hubiese pasado, cuando
nos retiramos, el tío le dijo a mi novio que abriera la puerta del jardín, mi
novio se adelantó y fue cuando el señor me tocó el trasero sobando mis nalgas,
quise decirle mil cosas pero sabía que eso le traería molestias a mi prometido
y no dije nada, le lance una mirada de enojo al señor mientras él volvía a
sonreír cínicamente.
No lo volví a ver hasta que faltando 15 días para
la boda, la familia de mi novio hizo una fiesta en la que estaban presentes
familiares y amigos, yo había invitado a mis compañeros de escuela entre los
que estaba un antiguo novio el que me gustaba mucho porque estaba bien guapo,
durante la fiesta también vi al tío Roque, el cual miraba con descaro mi cuerpo
cada que pasaba junto a él.
No supe como paso pero mi antiguo novio se despidió
y yo me ofrecí a encaminarlo a la salida, la casa de los padres de mi prometido
es de las casa antiguas por lo que tiene un amplio jardín al frente cubierto de
espesos árboles, mi anterior novio estaba algo tomado y cuando estuvimos solos
me pidió de despedida que lo besara ya que dentro de poco sería una mujer
casada, accedí y cuando me estaba besando, me empezó a tocar mis nalgas por
debajo de mi vestido hasta llegar a mis calzoncitos y tocarme sin ningún
obstáculo, yo me resistía y fue cuando apareció de la nada el tío Roque, en el
momento en que me sacaba las manos de debajo de mi vestido y mi ex-novio se
retiraba apresuradamente, él se quedo admirando mis nalgas apenas cubiertas por
mi calzón ya que con las prisas el vestido se me había atorado en el elástico
de mis calzoncitos y yo no atinaba a hacer nada por los nervios de saberme
sorprendida en tan incómoda situación.
Don Roque me miro de arriba abajo y dijo que si no
quería que mi prometido supiera nada tendría que acceder a sus peticiones, no
supe que contestar y baje la mirada aceptando mi destino, él supo que me tenía
en sus manos y sin mas me abrazo y comenzó a tocar descaradamente mis pechos
con una mano y con la otra mi panochita, tocaba mis muslos y cuando puso su
mano en mi montecito, hizo a un lado el calzón y metió su dedo en mi panochita,
yo mientras tanto sollozaba y le pedía que no lo hiciera, esto siguió hasta que
él se saco su miembro y me dijo que primero lo tocara para después obligarme a
que le diera una mamada, y ahí en la puerta que da a la calle, entre los
arboles del jardín, le mamé la verga a Don Roque.
Cuando entré de nuevo a la casa, mi prometido ya me
estaba buscando, iba yo con el sabor del semen de Don Roque en la boca, pero
eso no era lo que me tenía preocupada, ese señor me había citado en su casa al
otro día para cogerme, así me lo había dicho, con la amenaza de contarle a mi
novio de mi desliz con me ex y también con la amenaza de decirle que su
noviecita santa le había mamado la verga a su tío y se había tragado su leche.
Toda la noche estuve pensando y sería por mi
juventud que no supe que hacer y al otro día fui a casa del tío Roque, y como
él dijo, me cogió, me culeo e hizo conmigo lo que le dio su gana, ese malvado
me llevo a la cúspide del placer, su miembro me volvió loca, y no era por su
tamaño ya que lo tenía igual al de mi novio aunque un poco mas grueso, me hizo
venir infinidad de veces hasta que yo misma le pedía más, me llevo por caminos
desconocidos del placer, fui una muñeca en sus manos, me hizo su esclava sexual,
el día de la boda iba yo bien cogida por él, antes de que mi mamá me vistiera
con mi vestido de novia, en la mañana corrí a la casa de Don Roque y nuevamente
me volvió a dar una tremenda cogida y con esa sensación, me casé, ahora ya
casada el muy malvado me coje en su casa y le habla a su sobrino, o sea a mi
marido y mientras él espera en la sala a mí me mete la verga una y otra vez,
cuando mi marido se va, después de platicar con él y contarle que en la
recamara lo espera una vieja que se anda comiendo, vuelve para seguir
metiéndome su rica verga, a veces viene a casa y mientras espera a mi marido me
da unas ricas cogidas, aún estando mi esposo mientras lavo los trastes y mi
marido sale a comprar algo, él se acerca por atrás, me levanta la falda o me baja
el pantalón y me mete su deliciosa verga, es excitante coger con él, con el
peligro de ser descubiertos por mi marido o por alguien mientras me vengo una y
otra vez.
Lo que empezó como un chantaje, termino con las
suplicas de mi parte por recibir las cogidas del tío Roque, no me arrepiento
por ser así, sé que algún día esto terminará y entonces si seré solo de mi
marido, mientras tanto seguiré dándole las nalgas al tío de mi esposo.
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